La chatarra que acaba en el desguace constituye en ocasiones un pequeño tesoro. Lo habitual es que se recojan hierros u otro tipo de metales con un valor de poca importancia, pero en ocasiones se encuentran entre los restos fragmentos de material de alto valor en el mercado de los metales, una cotización que se establece desde Londres. Todos pensamos de forma generalizada en el oro y la plata cuando hablamos de metales preciosos, pero lo cierto es que la lista de desechos con alto valor es bastante más abultada.
Algunos de esos metales cuya venta en desguaces es de un valor importante son: la aleación de aluminio, el propio aluminio, el estaño, el níquel, el plomo o el zinc. Pero existen otros elementos cuyo reciclaje puede suponer un golpe de suerte y dinero. Son metales raros pero valiosos como el indio, un metal blanquecino que se obtiene tras el procesamiento de metales y brilla de manera llamativa, tanto que es usado en los espejos para que resistan la corrosión natural.
Otro valioso metal , que se presenta muy maleable, es el paladio, que suele encontrarse en ciertos motores como los de turbina. Equiparable a su valor, pero superándolo, es el del renio, que tiene como característica su gran densidad, lo que le lleva a ser el tercer metal más apreciado por su cotización. Otro atractivo metal que es muy buscado por los desguaces es el osmio, llamativo por su color azul natural, y con unas características que le convierten en un material duro pero también maleable.
En este ranking de metales que resaltan por su valor está el cobre, que aparece con un color rojizo y un brillo metálico. La composición y personalidad de este metal le convierten en uno de los mejores conductores de electricidad. No podemos olvidar en este repaso un metal sobresaliente como es la plata. Este metal se utiliza en el sector de la odontología, o en las joyerías, e incluso antaño protagonizaba las materias primas de las fotografías o la fabricación de monedas. El cobre tiene una relevante conductividad eléctrica y térmica.
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