Cada día mas, el reciclaje de chatarra se ha convertido en un objetivo medioambiental prioritario que está permitiendo un auge en el sector, cada vez mas activo, especializado y modernizado. Su crecimiento redunda en todo el planeta y en la sostenibilidad del entorno, gracias a la importante inversión que en los últimos años se ha realizado en centros de reciclaje cada vez mas aptos para ello, que se encargan de tratar estos residuos. La chatarra sigue generándose de forma continua y requiere ser abordada adecuadamente para su integración adecuada en el ciclo limpio, pero hay algunos detalles a tener en cuenta a la hora de implementar ese reciclaje, a la vez que muchos beneficios que señalar en él.
Mas allá de los claros efectos económicos y energéticos del reciclaje de las chatarra, la protección del medioambiente, tal esquilmado en las últimas décadas, debe ser un objetivo común que debemos afrontar para conseguir una disminución clara de la emisión de gases contaminantes, que posibilite una mejor habitabilidad del planeta en un futuro. Al reciclar chatarra reducimos drásticamente la energía necesaria para la extracción de material y por ello también evitamos un aumento del incremento del calentamiento global. Por otro lado, esta acción de dar nueva vida a los materiales férricos nos permite evitar la contaminación que provocarían en un entorno no controlado, como el mar o la atmósfera.
Como resultado importante, el reciclaje de chatarra posibilita que ésta deje de acumularse en vertederos, uno de sus grandes problemas, y pueda aprovecharse adecuadamente para que tenga una nueva vida. Hay que precisar que una vez que los materiales acaban caóticamente en un vertedero es muy complicado su reciclaje. Lo idóneo es que se separen antes de iniciar ese viaje para su mejor aprovechamiento fuera de la basura.
Cuando reciclamos chatarra estanos ahorrando recursos al planeta, ya que este proceso limpio permite el aprovechamiento de sus componentes para crear otros materiales, evitando que éstos tengan que ser extraídos, por ejemplo, de una explotación minera. Vamos a contar de esta manera con una reducción no solo de esa gestión industrial sino también del gasto energético que se necesita para su extracción y de la posterior elaboración y manufactura del producto.
Podemos pensar que este proceso de cese de explotaciones va a restar puestos de trabajo, pero en realidad la industria del reciclaje está creciendo y creando empleo de manera muy potente. El reciclaje de chatarra y de metales alcanzaba en 2017 el 60% del total del sector, según el Observatorio Sectorial DBK. Sin duda el desarrollo económico de este ámbito es un potencial económico que debe ser activado de manera adecuada para un mayor beneficio ecológico y económico de la sociedad.
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