El proceso de reciclaje de metales es fundamental para mantener los niveles de producción y consumo actuales. Se estima que un 75% del aluminio, el acero, el plomo y el cobre utilizado por la industria siderúrgica procede del reciclaje de chatarra.
Los niveles de producción actuales serían impensables si estos metales tuvieran que obtenerse de minas en el medio natural, tanto por la dificultad de su extracción como por los ingentes consumos energéticos que supondría, mucho mayores que el proceso de reciclaje que reduce el gasto energético entre el 65 y el 85%. Esto, junto a la mayor cantidad de emisiones a la atmósfera de CO2 sumado al importante gasto de agua, hace del reciclaje de metales una necesidad.
Los metales pueden ser reciclados y reutilizados en la fabricación de nuevos productos sin perder ninguna de sus propiedades
Esta característica de los metales hace que tengan una vida casi infinita si se reciclan correctamente, un aspecto que la industria ha sabido aprovechar para reducir sus costes de producción.
La chatarra a partir de la cual se reciclan los metales tiene varios orígenes entre los que podemos destacar la industria automovilística (fundamental para el acero); la construcción (ruinas de obras y demoliciones); el sector de las telecomunicaciones y energético (reciclaje de cobre); otras industrias; electrodomésticos y electrónica; reciclaje de envases de consumidores finales (latón, aluminio, etc.) en comercios o sector servicios.
Se estima que mundialmente se reciclan anualmente más de 400 toneladas de chatarra metálica. El acero, hierro, aluminio y cobre están a la cabeza a razón de las toneladas recicladas. Actualmente el 100% del plomo utilizado en la industria procede del reciclaje (presente en baterías), el 80% del cobre es reciclado y en el caso del acero y el aluminio un 75%. Por tanto, las empresas dedicadas a la recuperación de metales juegan un papel social fundamental en la conservación del medio natural y el abastecimiento de la cadena productora.
A pesar de estos números aún podemos mejorar bastante cuando nos focalizamos en metales concretos o aplicaciones específicas. Así, de los más de 60 elementos metálicos que utilizamos a nivel industrial sólo un tercio tienen una tasa de reciclaje superior al 50% mientras que 34 de ellos tienen tasas de reciclajes inferiores al 1% según los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) en un estudio realizado en 2012.
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