Podría parecernos que las instalaciones de una chatarrería y un desguace son similares, pero lo cierto es que entre ellas hay claras diferencias. De entrada, mientras que en las chatarrerías el trabajo está enfocado a la compra, almacenamiento, clasificación y venta de chatarra de cara a poner en valor los residuos para emplearlos en distintas aplicaciones posteriores, siendo posible con elementos, como vehículos superiores a 3,5 toneladas, los desguaces pueden hacer esa labor con piezas inferiores a ese peso que pueden procesarse en estos establecimientos. Antiguamente cuando llevábamos nuestro viejo coche a una chatarrería, algo que ya no es viable ya que, como decimos, todos los vehículos de menos de 3500 kg han de acabar en un Centro Autorizado de Tratamiento de Vehículos, que es como se llama ahora a los desguaces. Allí se lleva a cabo un pormenorizado proceso en el que se tramita la baja de los vehículos y se ponen a la venta las piezas de segunda mano que aún son útiles. En las chatarrerías se reciclan vehículos con peso superior a 3500 kg. En el desguace se valoran las piezas en están en buen estado con destino al mercado de segunda mano al tiempo que todo el metal con desperfectos que ya no puede ser revendido acaba en los gestores de residuos de chatarra y en las fundiciones o acerías para su reutilización en la fabricación de nuevos componentes.
En cuanto a la chatarrería, partimos de la base de que el profesional de la chatarra ha evolucionado mucho en todos los aspectos de su ámbito laboral. Uno de sus mayores retos ha sido adaptar sus procesos de tratamiento dela chatarra a los nuevos cánones de las normativas de medio ambiente, cada vez más precisas y exigentes. Para que esto sea posible las instalaciones de las chatarrerías han sufrido un intenso proceso de inversiones y transformaciones que las han llevado de meros tratantes a gestores de residuos de manera eficaz y cuidadosa con el medio ambiente. La compra o venta de estos elementos es solo una parte más de su trabajo, lejos del carácter principal de antaño. Ahora la gestión eficiente de la materia es un eje ineludible e importante en su día a día por lo que ha debido incorporar a su industria nuevas tecnologías, maquinarias y técnicas apropiadas para unos óptimos resultados.
Recordemos que la chatarra es el conjunto de metal de desecho compuesto fundamentalmente de fragmentos de hierro. Aunque parezca un término peyorativo, el valor de este elemento se ha incrementado notablemente en los últimos años de cara a la sociedad. Los sobrantes de hierros y metales han adquirido un valor económico muy importante gracias a su tratamiento y clasificación adecuados en la apropiada planta de reciclaje, ya que esta acción posibilitará que pueda volverse a usar como materia prima para forjar materiales nuevos en las fundiciones de hierro o de otros metales.
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