La concienciación sobre el cuidado de nuestro medio ambiente ha derivado en una serie de preocupaciones y gestos, encaminados al reciclaje de determinados materiales habituales de nuestra vida cotidiana. Si lo hacemos de manera correcta vamos a conseguir una reducción en la contaminación, ahorro energético, conservación de las riquezas naturales y un mejor futuro para las venideras generaciones. Se trata sobre todo de ahorrar la energía y el agua que implicaría obtenerlos y manipularlos en origen, lo que se consigue hasta en un 70%.
Uno de los elementos fundamentales a la hora de cuidar el medio ambiente es el reciclaje de metales. Estas acciones no son tan habituales y cotidianas como las referidas al papel, el vidrio o el plástico, pero igual de necesarias. Las propiedades de los metales hacen posible grandes beneficios medioambientales mediante una conversión adecuada que derivará en el ahorro de materias primas. La mejora de la calidad del aire es una primera consecuencia de este proceso. Por ejemplo, el reciclaje del aluminio consigue una disminución de las emisiones en 9,8 toneladas de CO2 y 64 kilogramos de dióxido de azufre.
Otras consecuencias positivas de este reciclaje de metales es la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero, la presencia de sustancias tóxicas y peligrosas en el aire o la acumulación de desechos en los vertederos.
En este proceso, el acero es el elemento más común, muy prolífico en nuestro entorno diario a través de múltiples objetos como automóviles, electrodomésticos o todo tipo de chatarra industrial. Su reciclaje es ilimitado sin que pierda calidad, siendo el elemento más recuperado del mundo, más que el aluminio, el plástico y el vidrio juntos. La industria mundial del acero ahorra reciclando el equivalente a la energía requerida para 110 millones de hogares.
Otro de los elementos reciclables de esta categoría es el aluminio, usual en nuestro entorno en latas de bebidas, por ejemplo. La producción de aluminio a partir de chatarra supone un 95% de ahorro de energía, conservando todas sus propiedades. Presenta tasas de reciclado en la Unión Europea (UE) muy elevadas, hasta un 50% en envases, un 85% en materiales de construcción, y un 95% en elementos de transporte
También son candidatos al reciclaje el cobre, el bronce, el latón o el plomo, que requieren algo más de energía en el proceso, pero aun así merece la pena a nivel medioambiental.
Deja una respuesta