El reciclaje de chatarra se ha convertido desde hace algunos años en un negocio extendido a nivel mundial.
Cada vez se necesitan más cantidad de materiales y, en concreto, metales. Pensemos en el auge económico de países como China o India con tasas de crecimiento exponenciales en cuanto a construcciones (ferrocarriles, conducciones eléctricas, edificaciones, producción de electrodomésticos y un larguísimo etcétera); o el elevado consumo de material electrónico y su continua renovación (móviles, ordenadores, portátiles, tablets y cada vez más tipos de consumibles electrónicos) que tiene lugar en todos los países de mundo. Y por tanto, al mismo ritmo que necesitamos nuevos aparatos vamos generando chatarra.
Convertir la necesidad en un negocio
No son pocos países los que se han dado cuenta de que los metales no son infinitos ni renovables y tener la capacidad de reutilizarlos mediante el reciclaje supone una gran ventaja económica.
El reciclaje de chatarra se ha convertido en una necesidad y como tal, en un negocio en auge. La compra-venta de chatarra para el reciclaje de metales se ha convertido en un negocio de importantes repercusiones económicas. El reciclaje permite reducir los costes de producción en los procesos posteriores al reciclado. Estos costes se elevan cuando las materias primas deben obtenerse de la naturaleza, cada vez más sobreexplotada. Además, la obtención de estas materias primas del medioambiente es cada vez más compleja y empiezan a escasear minas explotables. Esto se une a las políticas medioambientales que buscan reducir la explotación de recursos naturales y favorecer el reciclaje y la reutilización de materiales.
Regulación y medioambiente
Desde un punto de vista ecológico y de sostenibilidad este negocio resulta de gran beneficio para el medioambiente. La reutilización y reciclaje de los metales obtenidos de la chatarra además de preservar la naturaleza supone, en muchos casos, un ahorro energético frente a la extracción de la materia prima. Las grandes siderurgias (altos hornos) en las que se obtienen los metales utilizan procesos con gran gasto energético y son bastante contaminantes. Sin embargo algunos procesos de purificado del material pueden resultar costosos.
Conscientes de este potencial económico la compra-venta de chatarra se ha convertido en un negocio en expansión no exento de problemas. Todo el proceso de reciclaje debe realizarse dentro de unas medidas de control y funcionamiento que incluyen la protección del medioambiente y protección de los trabajadores. Por ello el negocio de la compra venta de chatarra y todo el proceso de reciclado necesita ser regularizado para que funcione adecuadamente, y esto, por desgracia, no ocurre en todos los países.
Los metales no son infinitos ni renovables, pero sí reciclables a partir del correcto tratamiento de la chatarra en plantas de procesamiento. La compra-venta de chatarra y la posterior gestión de estos materiales se ha convertido en un negocio extendido a nivel mundial.
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